Pine Gap: el futuro ya está aquí

El futuro ya esta aquí y se titula Pine Gap. Viene a ser la normalización o sistematizaciòn del relato sobre la inteligencia de control global. Porque Pine Gap existe en realidad, es una estación de inteligencia electrónica estadounidense situada en Australia y que forma parte de la red global ECHELON entre otras. Está gestionada por la CIA, la NSA y la NRO y forma parte del UKUSA, tratado de seguridad entre el Reino Unido y los Estados Unidos, una alianza de naciones de habla inglesa formada en 1946, ​ con el propósito de recolectar información de inteligencia SIGINT a escala mundial y que hoy incluye a Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Menwith Hill en Gran Bretaña, Bad Aibling en Alemana (cerrada en 2005) o Buckley Air Force en Colorado son algunos ejemplos de instalaciones similares a Pine Gap.

Y eso es lo que hacen los protas de la serie Pine Gap, utilizando recursos integrados tipo SIGINT, COMINT, OSINT, IMINT. MASINT y todas las categorías de fuentes de inteligencia que se quieran para poder espiar cualquier movimiento sospechoso en el área Asia-Pacífico -la que le corresponde a esa base australiana- y, llegado el caso, atajar intentonas terroristas mediante acciones ejecutivas. O sea que la narrativa de la serie es básicamente de procedimiento con las circunstancias personales de los protagonistas subordinadas al confinamiento que supone trabajar en una base aislada, en el centro de la nada australiana, con domicilio y esparcimiento en Alice Springs, una cercana localidad de menos de 30.000 habitantes.

Y eso es precisamente lo que llama mas la atención de la serie: que no sólo admite la existencia de aquellas capacidades de control global denunciadas por Snowden en su día, sino que asume de forma plenamente normal que un jefe local de operaciones puede actuar como juez y ejecutor en un momento dado. No es que eso sea tan novedoso: los vimos ya en Rubicón, en Homeland (segunda temporada); y por supuesto, en el film Espías desde el cielo (Gavin Hood, 2015). Pero al menos en esta última el escaqueo de los políticos a la hora de dar luz verde al asesinato preventivo formaba parte de la denuncia que planteaba Gavin Hood. En Pine Gap se acepta que ni siquiera hace falta tal control, al menos a priori. En todo caso, se resienten las relaciones australo-americanas pero ¿vamos hacia el futuro distópico del Juez Dredd?