Espías anarquistas

El estallido de la guerra civil española alumbró uno de los servicios de inteligencia más peculiares de la era contemporánea: la Comisión de Investigación de la CNT-FAI, en Barcelona. Su misión consistió en obtener buena información acerca de las intenciones tanto del enemigo como de los aliados de la Unidad Antifascista. Funciones de espionaje, contraespionaje y represión del enemigo. Por lo tanto, se trató de un verdadero servicio de inteligencia y seguridad anarquista, algo no muy frecuente en la historia del movimiento libertario. La Comisión también investigaba a los cuadros de la CNT-FAI, y recomendaba o desaconsejaba la cooptación de unos y otros para determinadas tareas.

El armazón original de esta Comisión lo integraban activistas de la FAI, particularmente del denominado Grupo Seis Dedos -expertos en acciones clandestinas- y anarquistas alemanes (el grupo DAS) que se atribuirán un protagonismo específico en el desmantelamiento de supuestas redes de espionaje e influencia política de la Alemania nazi en la Barcelona de1936. El impulso inicial de sus labores vino de la captura de los archivos del Fomento del Trabajo y la Lliga de Cambó, hasta el punto de que la Comisión estableció su cuartel general en el denominado Edificio Cambó, sito en Vía Layetana nr. 30/32.

La Comisión de Investigación estuvo liderada por un personaje novelesco y enigmático: Manuel Escorza del Val. Tullido por causa de una poliomielitis y muy joven (apenas 24 años) cuando toma el control del aparato de inteligencia anarquista, será un personaje muy controvertido que se arrogará la figura del Robespierre en la revolución social que intentó poner en marcha el anarquismo en Cataluña. Como no podía ser menos, algunos le acusan de estar detrás de los peores crímenes cometidos por los patrulleros y descontrolados en los primeros meses de la guerra civil, mientras otros trazan un perfil más técnico de este personaje que casi no tuvo amigos ni los deseaba, pero obtuvo la suficiente información como para sobrevivir a las depuraciones que siguieron a mayo de 1937, reconvertir la Comisión de información en Sección de Estadística, exiliarse a Chile en 1939 y fallecer en 1968 tras ejercer como como crítico de teatro, de cine, literario y de arte.

Su labor al frente de la Comisión de investigación ha sido glosada por Dani Capmany en un libro de reciente aparición: El eco de las muletas. Una aproximación a Manuel Escorza del Val, Piedra Papel Libros, Jaén, 2018

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