La saga de los Argila (5): Los días del SSI (1936-1937)

En la imagen: Alexander Orlov ante la sede principal del SSI en Barcelona (casa Sedó), 1936-1937 (Jaume Marzal)

Texto: FRANCISCO VEIGA y JUDITH ARGILA

Ilustración: Jaume Marzal

A la par que Marcelo de Argila atendía al plan para alzar al Protectorado español de Marruecos, trabajaba en la puesta a punto del Servei Secret d’Informació (SSI), que sería el primer aparato de inteligencia de la Generalitat de Cataluña. Esta institución ha sido ignorada por la gran mayoría de los historiadores especializados en los primeros meses de la guerra civil en Cataluña, antes de los «hechos de mayo» de 1937 e incluso por expertos en Historia de los servicios de inteligencia españoles, como por ejemplo José Ramón soler Fuensanta y Francisco Javier López-Brea Espiau en esa obra capital que es Soldados sin rostro (Inédita Editores, Barcelona 2008)

Uno de los autores de la época que da interesantes detalles sobre este servicio, el coronel Vicente o Vicenç Guarner (por entonces Subsecretario de la Consejería de Defensa de la Generalitat) escribe, en su obra autobiográfica: Cataluña en la Guerra de España, 1936-39 (1975), en las páginas 211-213:

«En la misteriosa casa requisada del ausente señor Sedó, oculta tras espesa enredadera, en la esquina de Bailén y Diputación, pude por fin organizar gratuitamente esta Agencia Secreta, con personal voluntario que trabajó con verdadera abnegación. En el desván de de la casa había una enorme red de ferrocarriles eléctricos de juguete, y en el piso inferior al desván se instaló un laboratorio con imprenta, medios para falsificar escritos, sustancias químicas, cámaras fotográficas y de cine, tintas, reactivos, etc. Se instaló también en el edificio una estación de radio y una mesa especial para dibujo y grabado. La dirección del servicio quedó en manos del señor Argila, con el señor [Fernando] Meca como segundo jefe, ambos elementos importantes de la francmasonería catalana, que reclutaron gran cantidad de personal entre antiguos componentes de de la Policía y técnicos en distintas materias. Toda la red de informadores que el movimiento militar tenía en Barcelona, dirigida por un comandante de Estado Mayor, y abogado, quedó prendida en el servicio, que conocía a sus componentes y agentes de transmisión, algunos de ellos mexicanos y suramericanos que aprovecharon los pasaportes de sus nacionalidades para poder transitar de un bando a otro. Muchos de los despachos pare el servicio de información adversario eran interceptados y trucados con gran diligencia y disimulo».

Esta descripción de Guarner incluye un error significativo: sitúa el centro operativo del SSI en la denominada casa Sedó, esto es, que había pertenecido al célebre empresario Antoni Sedó (aunque había sido erigida en 1882 por Martín Bultó). Guarner la sitúa en la esquina de las calles Diputació con Bailén, aunque en esa dirección se encuentra la denominada torre Bayer. ¿Cuál era entonces el emplazamiento real del SSI?

La torre Bayer en la actualidad. ¿Fue una base operativa del SSI?

Según el hijo de Marcelo, Carlos de Argila, entrevistado en junio de 2019 por los autores de estas líneas, el centro operativo al que acudía su padre a trabajar era la casa Sedó, sita en las calles Aragó con Girona (Girona nr. 121). Ese edificio ya no existe, fue derribado en los años setenta del siglo XX, y pasó a ser hotel construido por Núñez y Navarro. Hoy en día ocupan el solar las oficinas de Atención Ciudadana de la Generalitat de Catalunya.

Fachada principal de la Casa Sedó /Bultó en los planos originales del edificio (Servicio Histórico del Ayuntamiento de Barcelona)

Pero si bien no cabe duda de que la casa Sedó fue utilizada por el SSI durante los primeros meses de la guerra civil, el testimonio de Carlos de Argila reveló que, aparentemente, no había actividad en esa sede. El por entonces niño acompañó a su padre a ese edificio en varias ocasiones, hasta el punto de conocer bien la dirección y el recorrido. Incluso en una ocasión llevó a la esposa de Marcelo al centro, dado que el jefe del SSI, solo en el edificio, se sintió repentinamente enfermo y temió haber sido envenenado. Aparte de que resulta extraño que el director de un servicio de inteligencia lleve consigo a su hijo al centro secreto de operaciones, lo es más todavía que en el edificio se encontrara escondido un perseguido político: Benito de Pomés i Pomar, prominente abogado barcelonés al que Pío X le había concedido en 1905 el título pontificio de conde de Santa María de Pomés, y que había sido un miembro prominente de la Unión Monárquica Nacional. En principio, la relación de Marcelo con este hombre le venía de su hija, Montserrat, que había sido alumna suya en la Academia Cots, antes de la guerra civil. Y quizá también de las amistades de su padre con personalidades conservadoras del mundo empresarial y político catalán en los años de entreguerras. Sea como fuere, el niño Carlos de Argila había pasado muchos ratos en compañía de Benito Pomés, en la casa Sedó.

Marcelo Argila en una fecha indeterminada de los años treinta

Todo ello indica que ese palacete era la «dirección de prestigio» del SSI, aunque operaba desde otras bases. Una de ellas podría haber sido la torre Bayer, situada en la confluencia de las calles Diputació y Bailén, la dirección que menciona Guarner en sus memorias y que quizá no fue un error tan patente. Al fin y al cabo, la torre Bayer era un palacete muy similar a la casa Sedó/Martín Bultó y por ello cumplía con el requisito de ser una edificación aislada en el centro de Barcelona. De otra parte, ambas construcciones estaban a tan sólo trescientos metros una de la otra.

Por otra parte, un informe del SSI que figura en el Archivo General Militar de Ávila, (N-341-I, sin fecha, aunque posiblemente de finales de 1936 o principios de 1937) menciona la Estación del Campo de la Bota, Estación de Soller (Nou Barris) y, al parecer, una emisora o dos en la misma Generalitat. Posiblemente existió otra estación en El Prat. Se trata de un informe de investigación interna sobre lealtades políticas dentro del SSI, pero revela el protagonismo de los radiotelegrafistas y expertos en señales (y claves) que empleaba el servicio en funciones de escucha, intercepción y transmisión cifrada.

Poco más sabemos sobre las actividades del SSI en esos meses. Es evidente que estuvo implicado de forma directa en el plan para organizar un levantamiento en el Protectorado de Marruecos español; y que intentaba atajar las actividades de la quinta columna en Barcelona, y por ello su principal enemigo debió ser el SIFNE, dirigido por José Bertran i Musitu.

Más allá de esos datos y especulaciones, Guarner explica que ya desde un comienzo, los soviéticos conocieron de la existencia del SSI (Cataluña en la Guerra de España, 1936-39 (1975), página 213):

«Había llegado a Barcelona en octubre [de 1936], el barco soviético Zirianin, que, con gran desesperación de todos nosotros, sólo trajo víveres, pero ningún material de guerra para los frentes, y habían comenzado a llegar observadores militares y civiles de la Rusia Soviética, entre ellos el célebre Alejandro Orlov, de la GPU, que más tarde desertó del servicio de Stalin. Este técnico del servicio secreto ruso, fue invitado por Díaz Sandino, consejero de Defensa a visitar el servicio que habíamos instalado [el SSI] y quedó asombrado del resultado de aquella improvisación nuestra»

Alexander Orlov, que ya había llegado a España en septiembre de 1936, designado desde Moscú como enlace entre la NKVD y el Ministerio del Interior del gobierno de la República, resultó ser uno de los agentes secretos soviéticos más temibles de la época. Durante la Guerra civil española se encargó de coordinar la llegada de material de guerra y personal soviético de todo tipo, asesoramiento sobre espionaje y contraespionaje, traslado a Moscú de las reservas del Banco de España -el affaire «Oro de Moscú»– y la purga de líderes trotskistas, dentro de ello, el secuestro y ejecución del dirigente del POUM, Andreu Nin, en el verano de 1937.

Por lo tanto, la decisión de Díaz Sandino de invitar a Orlov al SSI equivalía a meter al zorro en el corral de las gallinas, aunque también era evidente que el soviético hubiera llegado allí de una forma u otra, porque su tarea en España consistía, precisamente, en controlar ese tipo de instituciones. Incluso es posible que a través de Orlov, el SSI recibiera alguna forma de apoyo técnico de los soviéticos. Por entonces se había hablado de cierros «policías ingleses» o «marineros británicos» que trabajaban con Marcelo Argila y que bien pudiera haber sido un grupo de voluntarios comunistas británicos adscritos a la Comintern que se desplegaron en Barcelona por aquellas fechas.

Marcelo Argila en una fotografía posiblemente anterior a la Guerra civil